sábado, 4 de julio de 2015

¿Bernarda Alba era pianista?

Ver un piano y las bambalinas de Colón no bastan para dar un testimonio de excelencia artística. Si el tema iba por el lado humano, lo ideal habría sido mostrar humanidad en lo que se filma. 
El documental (?) va sobre dos carriles: un futuro concierto familiar que van a presentar en Bruselas y la búsqueda de los diarios íntimos de la adolescencia de Lechner, quien parece sumamente interesada en que su hija los lea. Egolatría mediante, ella misma le lee los pasajes que ella considera más interesantes sobre sí misma...  
La primera escena presenta el viaje en auto hasta la sala, el día del concierto. Tal escena se retomará en el final del documental. Allí una cámara (que está demasiado abajo), será testigo de  una conversación casual sobre la decisión de "ser pianistas". Líneas como las que siguen muestra no sólo un documental guionado, sino una vida guionada.
Madre: - Yo estaba muy interesada en la actuación.
Hija: -Pero cambiaste de idea a los 9 años cuando te fuiste a Londres...
Cada evento de la vida personal forma parte de la novela personal de la familia. Por lo demás, miradas furtiva a la cámara ( veloces porque uh, cierto que no tenía que mirar), conversaciones supuestamente triviales sobre los conciertos dados en la más tierna infancia con un dejo de nosotros lo hacemos así, el tono pedagógicamente patético de la abuela Lyl Tiempo (que se presenta como la heroína-pedagoga que formó musicalmente a su familia). Me corrió el frío por la espalda al escucharle decir, lo más impostada posible, que "Natasha ha sido niña prodigio como su madre".
Esta misma Natasha es quien mejor logra plantarse frente a toda esta parafermalia de devociones (porque los adultos también resultan obsecuentes respecto de piano que se encuentra pared de por medio, en la casa de al lado, bajo los dedos de Martha Argerich). Es sensata al piano y en sus comentarios. Creo que lo más genuino de toda la película aparece con su reflexión acerca de cómo debe ser la última nota de la última de las "Escenas infantiles" de Schumann ("No tan intensa, por se repite. Es como cuando saludás primero con un beso y después con la mano cuando se va el taxi"). Sin embargo el ego materno ubica a Lechner en situación de poner los ojos en blanco cuando le preguntan cómo es ser madre de una adolescente. Natasha trata mal a veces a su madre, su madre es sensible refinada y una artista consumada, su abuela es una leyenda viviente. 
Demasiado estereotipo para un mundo sin varones. No hay padres ni maridos a la vista. Sergio Tiempo (hijo-hermano-tío) tiene una pasada breve; otra el genial Mischa Maisky. Ambos resultan bocanadas de aire fresco en un ambiente en el que parecería que una Bernarda Alba musical no impusiera 9 años de luto sino de práctica en el piano.
Lejana, lejanísima de "Conversación Noctura" y "Bloody Daughter" ¿Por qué esta película cerró el BAFICI 2015 siendo proyectada en el en el Teatro Colón? ¿El hecho de que haya sido auspiciada por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires será el motivo?


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